El cambio, ya sea personal o profesional, no tiene por qué ser difícil o doloroso. No siempre viene dado como una respuesta radical a una situación grave o extrema. Aquí es donde entra en juego el kaizen, utilizando pequeños pasos para lograr metas importantes.
Pero… ¿qué es el kaizen? Quizás ya habías oido hablar de él, o leíste algún post anterior y te quedaste con eso de «mejora continua». Vamos a profundizar un poco más, para ver cómo te puede ayudar en tu vida personal, en tu trabajo, tu negocio y, cómo no, en tus finanzas personales.
¿Qué es el kaizen?
El kaizen puede definirse de dos maneras:
- Uso de pasos muy pequeños para mejorar un hábito, un proceso o un producto.
- Uso de momentos muy pequeños para inspirar nuevos productos o inventos.
Es una filosofía de vida y, al mismo tiempo, una estrategia para tener éxito en el cambio o en la mejora de un comportamiento. Nos ayuda a alcanzar objetivos y a mantenernos en el camino de la excelencia. La siguiente cita capta su esencia:
«Un viaje de mil millas comienza con un primer paso.»
Lao Tzu
Con el kaizen, los cambios son sostenibles a largo plazo ya que los vas interiorizando poco a poco. Es lo opuesto al cambio radical (estrategia de la innovación). No quiero decir que a veces no sean necesarios cambios drásticos, sino que generalmente es más fácil que se vengan abajo y caigas de nuevo en tus antiguos hábitos. En todo caso, ambas estrategias (innovación y kaizen) no son excluyentes y se pueden complementar.
Lo que te propongo es que añadas el kaizen a tu caja de herramientas, lo conozcas, lo pruebes y lo tengas ahí disponible para cuando lo necesites. Si te pasa como a mí, acabarás abrazándolo y aplicándolo en tu día a día.
En los próximos apartados veremos seis técnicas kaizen que te dejarán más claro cómo aplicarlo a tus finanzas y tu vida.
Haz pequeñas preguntas
Esto nos permite disipar temores e inspirar creatividad. Es una de las más poderosas maneras de «programar» el cerebro.
«Lo que configura nuestras vidas son las preguntas que hacemos… o que nos negamos a hacer, o que jamás pensamos hacer.»
Sam Keen
Nuestro cerebro ama las preguntas. El hipocampo, situado en el sistema límbico del cerebro, entre otras cosas decide qué información almacenar y cuál recuperar. Su principal criterio es la repetición, así que preguntar una y otra vez algo concreto «obliga» al cerebro a prestar atención y comenzar a crear respuestas. Las preguntas resultan más eficaces que configurar ideas y soluciones en forma de órdenes.
La clave es que te hagas las preguntas con la frecuencia suficiente y que sean pequeñas y amables, para que no sean tan importantes como para disparar el miedo. Así mantendremos «dormida» a la amígdala (donde se produce la reacción de lucha o huida) y el neocortex se pondrá a «jugar» creativamente, buscando respuestas interesantes y útiles. Las respuestas irán llegando «a su debido tiempo», cuando tu mente inconsciente encuentre la solución; ya sabes, la idea feliz o esa respuesta que te viene cuando estás en la ducha.
Ejemplos de preguntas kaizen:
- Si te sientes descontento y no sabes por qué: ¿si tuviera garantizado que no fracasaré, qué es lo que haría de manera diferente?
- Si estás tratando de alcanzar una meta específica, pregúntate todos los días: ¿cuál es el pequeño paso que puedo dar para lograr mi objetivo?
- Si quieres mejorar algún aspecto de tu vida: ¿cuál es el pequeño paso que puedo dar para mejorar mi salud (o mis relaciones, o mi desempeño profesional o cualquier otra área)?
- Si tienes un conflicto grave con otra persona: ¿qué cosa positiva tiene esta persona?
- Si quieres ser más consciente de tus hábitos de consumo, pregúntate antes de comprar algo: ¿qué emoción o necesidad se esconde tras esta compra?, ¿para qué lo compro realmente?
- Si quieres mejorar tu eficacia laboral, tras acabar una tarea rutinaria: ¿qué puedo hacer para que la próxima vez me lleve un poco menos de tiempo?, ¿puedo sistematizar alguna pequeña parte?
- Si te ves abriendo la nevera para comer algo: ¿es hambre o sed lo que tengo?, si no es así, ¿qué me ha llevado a querer comer algo?
Ten pequeños pensamientos que te ayuden
Los pequeños pensamientos te puede ayudar a desarrollar nuevas habilidades y hábitos, sin mover un músculo. De lo que te quiero hablar ahora es de la técnica de modelar la mente. Fue desarrollada por Ian Robertson, y se basa en los descubrimientos de la neurociencia respecto a los ensayos mentales. Requiere que te imagines en una situación, realizando una determinada actividad, con una inmersión total tanto a nivel sensorial (lo que ves, oyes, …) como físico (movimiento muscular, respiración, …) y emocional (lo que sientes, tu estado de ánimo, …).
Mientras la mente se va modelando, el cerebro no se da cuenta de que la actividad imaginada no es real. No le importa; la química cerebral y las conexiones neuronales comienzan a cambiar según vas «practicando».
Pasos para modelar la mente:
- Elige una tarea que te da miedo hacer o que te hace sentir incómodo.
- Decide cuántos segundos al día vas a dedicar a modelar tu mente para hacer esa tarea. Ponte realmente fácil el compromiso diario, ya que la repetición es esencial.
- Busca un lugar tranquilo y cómodo, siéntate o recuéstate y cierra los ojos.
- Imagina la situación viéndola con tus propios ojos. Fíjate en los detalles.
- Expande tu imaginación hacia el resto de tus sentidos.
- Imagina que estás haciendo la tarea.
- Imagina una respuesta positiva a tu actividad.
- Poco a poco ve aumentando el tiempo dedicado a modelar la mente, sin forzar el proceso. Si te ves poniendo excusas para no practicar esta técnica o te «olvidas» habitualmente lo que necesitas es recortar el tiempo.
- Una vez te sientas cómodo modelando la mente para esa tarea, imagina la peor de las situaciones posibles y cómo responderías eficazmente a la misma.
- Cuando te sientas preparado para afrontar la tarea, comienza con pequeños pasos al principio.
Esta técnica es aplicable a multitud de situaciones que quieras mejorar, que irás practicando con total seguridad y sin exponerte. Personalmente le veo mucha potencia para ensayar situaciones con una alta carga emocional (ansiedad, estrés, miedo, …) como podrían ser abordar «esa» conversación pendiente con tu jefe (o con tu pareja), defender una postura manteniendo la calma, hablar en público, calmar a un cliente enajenado, etc.
Realiza pequeñas acciones
Las pequeñas acciones son el corazón del kaizen. Las pequeñas preguntas y los pequeños pensamientos pueden ayudarte, pero si quieres resultados no puedes quedarte ahí: hay que pasar a la acción.
Las pequeñas acciones o mini pasos te parecerán tan sencillos o triviales que los darás sin problemas, ¡y sin dolor! Son una manera de hackear al cerebro, que no los verá como algo peligroso, simplemente los obviará. Poco a poco te irán generando inercia, te motivarán ya que son avances que vas realizando, con éxito garantizado. De esta manera podrás nuevos y permanentes hábitos, a un ritmo que puede ser sorprendentemente rápido.
Veamos un cómo aplicar las pequeñas acciones a dos de las claves financieras del kaizener atípico:
Ahorro
- Ponte como objetivo ahorrar un euro al día y ponlo aparte. Sé creativo: ajusta la compra diaria, camina en vez de coger el bus, …
- Si ahorras un euro al día, al final del año serán 365 euros. Confecciona una lista de cosas que te gustaría hacer con ese dinero extra y añade una idea al día. Aprenderás a pensar sobre objetivos más distantes y mayores (visión a largo plazo) en vez de los más baratos placeres inmediatos.
- Haz una simple proyección de tu ahorro diario en el tiempo y mira la cifras. Usando el interés compuesto con un una tasa del 5% anual neta tendríamos:
- Tras 5 años: 1.825 € ahorrados que con intereses serían 2.016,86 €.
- Tras 10 años: 3.650 € ahorrados que con intereses serían 4.590,93 €.
- Tras 15 años: 5.475 € ahorrados que con intereses serían 7.876,18 €.
- Tras 20 años: 7.300 € ahorrados que con intereses serían 12.069,07 €.

Como ves el ahorro (en azul) va creciendo linealmente, pero los intereses (en rojo) lo hacen ¡exponencialmente! Esa es la fuerza del interés compuesto. Y con tasas de interés superiores la cosa se vuelve más espectacular, pero prefiero tener los pies en la tierra. Esto es con 1 euro al día… ¿y si fuesen más, qué objetivos querrías alcanzar?
Trabajo – Pedir un aumento de sueldo o mejorar tus condiciones laborales
- Unos 3 meses antes de pedir el aumento, comienza a registrar todo lo que haces en el trabajo y los resultados que obtienes.
- Al mismo tiempo, pregunta a tu jefe si podéis sentaros para ver de qué maneras puedes mejorar en tu trabajo. Deja claro que quieres sobrepasar las expectativas.
- Complementando el punto 1, haz también lista de razones por las que mereces un mejor sueldo. Cada día, añade un punto a la lista.
- Dos meses antes de pedir el aumento, reúnete de nuevo con tu jefe y muéstrale tus registros del mes anterior. Pregúntale qué podrías hacer mejor.
- Un mes antes de pedir el aumento, menciona a tu jefe que debido a tu esfuerzo y mejora en el trabajo, te gustaría tener una reunión el próximo mes para tratar una posible compensación. Pregunta que necesitarás llevar para que sea un encuentro fructífero. Escucha atentamente lo que diga.
- Un mes antes de pedir el aumento, dedica un minuto al día para practicar la solicitud a tu jefe en voz alta.
- Aumenta el tiempo hasta que te sientas preparado para hacer la solicitud personalmente.
- Dos semanas antes de pedir el aumento, pídele a un par de amigos simular la negociación con tu jefe. Puede sonar raro, pero este tipo de negociaciones no son una habilidad natural para la mayoría. Si tus amigos tienen experiencia en el mundo empresarial, mejor.
- Antes de pedir el aumento, imagina que la respuesta del jefe no es la que quieres, pero que, aun así, sales por la puerta sintiendo que, en cualquier caso, has triunfado, sintiéndote orgulloso de tu esfuerzo.
- El día de tu negociación lleva tu salario, la cifra de un salario competitivo para tu puesto y responsabilidad (¡investígala antes!), tus listas de logros y de razones (puntos 1 y 3) y mentalízate para discutir una compensación justa como buen profesional que eres. Si el grifo está cerrado, ten en cuenta otras posibles compensaciones como poder teletrabajar varios días a la semana, un horario más flexible, salir antes si acabas tus tareas pronto, etc.
- Si consigues el aumento, ¡celébralo! Si no, pregunta a tu jefe qué puedes hacer para progresar en tu carrera profesional. Si después de todo esto lo ves negro, cambia de departamento o de empresa.
¿Cuál va a ser tu primer pequeño paso?
Empieza decidiendo qué parte de tu vida va beneficiarte más aplicando pequeños pasos hacia la excelencia. Luego usa las pequeñas preguntas para determinar cuál es el mejor paso: ¿qué pequeño paso, insignificante puedo dar para mejorar esta área de mi vida?. Busca un paso realmente pequeño, trivial, tan fácil que puedas garantizar que lo harás todos los días; aquí te puede ayudar un compañero haciéndote la pregunta una y otra vez hasta dar una buena respuesta kaizen.
Resuelve pequeños problemas
Estamos acostumbrados a vivir con pequeñas molestias, que no siempre es fácil identificarlas, y mucho menos corregirlas. Pero estos pequeños problemas pueden crecer y crecer si los ignoramos; si hacemos esto, eventualmente se convertirán en verdaderos «marrones» y no sabremos por dónde agarrarlos, o bien su solución podría ser mucho más dolorosa que antes.
Si nos entrenamos en la detección y resolución de los problemas cuando todavía son pequeños, podremos zanjarlos de raíz antes de que se vuelvan inmanejables. Cuando sientas o notes que algo «no está bien», ve más despacio, vuelve sobre tus pasos, e investiga hasta dar con la semilla del problema. Después, resuélvelo sin más dilación.
Un pequeño problema (o error) también podría reflejar un problema de fondo mayor. Acostúmbrate a identificar pequeños errores que hayas cometido en el día, sin enfadarte ni juzgarte por ello. Simplemente siendo consciente de ellos y prestando más atención, reducirás su frecuencia.
¡No ignores las señales de alarma!
Disfruta los pequeños momentos
A veces nos cuesta vivir el momento presente y de disfrutar esos pequeños momentos en los que todo fluye, como cuando éramos niños.
Los niños viven 100% el momento, y lo disfrutan. Luego crecemos, nuestro cerebro evoluciona y desarrollamos dos nuevas capacidades que nos lo dificultan, pero que son cruciales para nuestra supervivencia:
- La capacidad de recordar el pasado.
- El pasado puede ser un gran maestro, si lo recordamos y aprendemos de nuestros errores y de nuestros aciertos, así como los de otras personas. El problema viene cuando nos aferramos a recuerdos, sentimientos y creencias que nos bloquean, nos estancan y nos impiden avanzar en nuestro camino.
- Respecto a nuestras finanzas, el pasado nos permite revisar las decisiones que hemos ido tomando y ver hasta dónde nos han llevado. Conocer nuestros patrones de consumo y entender las creencias que tenemos sobre el dinero y el trabajo. El pasado abre el camino hacia la consciencia, la aceptación y la responsabilidad.
- La capacidad de anticipar el futuro.
- El futuro es algo incierto, siempre cambiante, en el cual proyectamos nuestro sueños y deseos, pero también nuestros miedos. Anticiparlo nos permite estar mejor preparados para las contingencias, así como tener la visión y motivación para planificarnos y dirigir nuestras vidas hacia donde creamos necesario. El problema viene cuando nos preocupamos en exceso del futuro, lo cual general grandes dosis de ansiedad.
- Respecto a nuestras finanzas, el futuro es el campo de la protección y la inversión, de la planificación financiera. Ignorarlo puede tener consecuencias catastróficas y ocuparnos de él, facilitarnos la vida.
El kaizen nos invita a que volvamos a conectar con el presente. Siendo consciente del momento presente y saboreando las pequeñas cosas que los demás ignoran, tendrás una experiencia de la vida más plena. Además, nuestro verdadero poder, la capacidad para actuar, la tenemos en el ahora.
Aprende del pasado, vive el presente y construye el futuro que tú quieras vivir. ¡Nuestras finanzas tienen mucho que decir al respecto!
Celebra las pequeñas victorias
Concediéndote pequeños premios a ti mismo y a otros para producir los mejores resultados. Esta última técnica kaizen puede servirnos para motivarnos, aprovechándonos del funcionamiento de nuestro cerebro y, al mismo tiempo, podrá reforzar nuestra autoestima.
Celebrando las pequeñas victorias nos estamos reconociendo a nosotros mismos nuestro esfuerzo y/o haber hecho algo bien. Pero es más, saber que tendremos una recompensa, un premio, será un gran estímulo y un refuerzo positivo para condicionar a nuestro cerebro, enseñándole que lo que hemos hecho está bien y es deseable.
¿Cuál puede ser el premio o recompensa? Siguiendo con la filosofía kaizen, usaremos pequeños premios: así buscamos la motivación intrínseca y no convertimos el premio en un objetivo en sí mismo. Podría ser un buen autoelogio (si tienes a ser muy crítico contigo mismo), un baño relajarte, dar un paseo corto, escuchar tu canción favorita, llamar a un amigo/a, que tu pareja te de un masaje, beberte tu café o infusión matutina en la cama, …
El premio debería tener las siguientes cualidades:
- Ser adecuado al objetivo.
- Ser apropiado para la persona.
- Ser gratuito o barato (¡sé creativo!).
En el camino hacia la libertad financiera tendrás muchas oportunidades para ir celebrando pequeñas victorias, ¡no te olvides de hacerlo! (y cuando tengas una gran victoria celébralo en consecuencia, claro).
Resumen
En este post hemos visto el poder del kaizen, que nos ayudará a la mejora continua de nuestras finanzas y de nosotros mismos, a lo largo de un proceso iterativo e incremental.
Se basa en lo «pequeño», ya que no supone una amenaza ni nos dará miedo abordarlo. Pequeñas preguntas, pequeños pensamientos, pequeñas acciones, pequeños momentos y pequeñas celebraciones.
Me gusta ver el kaizen como el interés compuesto para la vida. Las pequeñas mejoras, al igual que la inversión a largo plazo, requieren fé y optimismo. Tanto en las finanzas personales como en la mejora personal, los pequeños pasos inicialmente serán casi imperceptibles, pero con constancia y tiempo se irán acumulando y cogiendo fuerza, hasta llegar a niveles insospechados.
Si quieres profundizar en la filosofía del kaizen, te recomiendo la lectura del libro «Un pequeño paso puede cambiar tu vida», de Robert Maurer.
Gracias por llegar hasta aquí. Me encantará leer tus comentarios… ya sabes, nada como un poco de feedback para la mejora continua.
¡Saludos kaizen!