¿Sigues a la manada sin cuestionar hacia dónde se dirige o eres atípico-k? Es cierto, es fácil dejarse llevar por la inercia de la vida, estar atrapado en el día a día, trabajo, compromisos, etc. Desde pequeños nos van marcando el camino «correcto» que debemos recorrer: estudia, saca buenas notas, ve a la universidad y haz una carrera «con salidas», consigue un buen trabajo, emancípate, cómprate un coche, estudia más, hipotécate y sé «dueño» de tu casa, cásate, ten hijos, …
Durante todo este proceso nos bombardean mediáticamente para consumir, consumir y consumir. Más y más y más; cuanto más mejor. Supuestamente así seremos más felices, ¿o no?
Te contaré por qué para mejorar tu situación financiera no es bueno ser uno más, debes ser atípico-k. Ir a contracorriente puede generar rechazo, pero todo tiene un precio. Yo desde luego estoy dispuesto a pagarlo, ¿y tú?
Hay una serie de claves para lograr que tus finanzas personales cada día estén más fuertes y hacer crecer tu patrimonio. Si pones tu dinero a trabajar para ti, puede ayudarte a lograr lo que busques en la vida en vez de ser un obstáculo. Con el mnemotécnico ATÍPICO-k espero que te sea fácil recordarlas: Ahorro, Trabajo, Inversión, Protección, Intención, Consciencia, Orquestación y Kaizen. ¡Vamos a por ellas!
Ahorro
Es uno de los primeros hábitos financieros a desarrollar para poder generar riqueza material. Lo podemos ir aprendiendo desde que somos niños, aunque la sociedad en la que vivimos nos empuja más hacia la cultura del consumo y la gratificación instantánea, en vez de hacia la cultura del ahorro y la gratificación diferida.
¿Cómo podemos ahorrar más? Fácil de explicar: Ahorro = Ingresos – Gastos. Así que para que crezca el ahorro tenemos que:
- Aumentar nuestros ingresos. Podremos hacerlo mejorando nuestra carrera profesional o nuestro negocio (trabajo) y generando nuevas fuentes de ingresos (trabajo e inversión). Lo genial de aumentar ingresos es que, en principio, no tiene un techo. Por contra, no es algo sobre lo cual tengamos un control directo, sobre todo a corto plazo y con los empleos más tradicionales.
- Reducir nuestros gastos. Existen muchas maneras de reducirlos, pero las más interesantes (al menos para mí) son las que no supongan empeorar nuestro estilo de vida, ya que serán más sostenibles a largo plazo. Es como ponerse a dieta (y su efecto rebote) versus cambiar hábitos alimenticios. Sí, esto se puede lograr y la clave está en la consciencia: sabiendo por dónde se te escapa tu dinero y para qué (intención). Sobre el consumo tenemos un control más directo: es relativamente fácil reducir gastos, incluso a corto plazo, una vez somos conscientes de los mismos. En la parte negativa, aquí sí tenemos un límite: por mucho que reduzcamos y tengamos una vida frugal o incluso minimalista tendremos unos gastos mínimos difícilmente reducibles. Dependiendo de la situación de cada uno, tendremos mayor o menor margen de maniobra; además, ¡que podamos no quiere decir que queramos! Cada uno debe encontrar su punto de equilibrio para estar satisfecho con su vida y no sentirse lleno de privaciones.
Si conseguimos que de forma consistente nuestros ingresos sean superiores a nuestros gastos, estaremos viviendo dentro de nuestras posibilidades y el ahorro se acabará convirtiendo en hábito. El ahorro es requisito necesario para otras dos claves: la inversión y la protección.
Trabajo
Cuando hablo de trabajo me refiero a un empleo remunerado, una fuente de ingresos. Si partes de 0, como hice yo en su día, el trabajo generará el 100% de tus ingresos. Por tanto, es una parte muy importante para la construcción del patrimonio en fases iniciales, pero que requiere combinarse con el ahorro. Si quieres generar riqueza, tu estilo de vida debería estar alineado con tus ingresos del trabajo; si vives por encima de tu nivel (recurriendo a la deuda) o incluso si únicamente llegas a fin de mes (lo comido por lo servido) nunca vas a poder ahorrar e invertir.
Para aumentar los ingresos del trabajo existen distintas estrategias: tener varios trabajos, mejorar tu nivel formativo, hacer horas extra pagadas, buscar proactivamente una promoción o ascenso, incrementar las ventas de tu negocio, etc. Sea cual sea tu caso, hay una pregunta a tener en mente en todo momento; ¿cómo puedo entregar más valor a más personas? Y además, que el valor entregado sea el valor percibido.
El trabajo puede reflejar muchas de nuestras creencias inconscientes (¿con qué sueldo te sientes a gusto?, ¿cuál piensas que nunca cobrarás?, ¿cuál no aceptarías bajo ningún concepto?), nuestro nivel de autoestima (¿merezco un aumento? ¿por qué lo pido o no lo pido?), servir como termómetro de nuestro éxito, ser nuestra red social o incluso llegar a convertirse en nuestra identidad (¿qué pasa entonces si pierdes tu trabajo?, ¿en qué te conviertes?). Cuidado con las «trampas» en las que podemos caer. El trabajo es una parte importante de nuestras vidas, pero es simplemente un trabajo; y no eres lo que haces.
Inversión
Pon tu dinero a trabajar. De verdad, es un trabajador incansable, requiere poco mantenimiento y, lo que más me gusta, puede generarte un flujo de ingresos pasivos que poco a poco irá creciendo y mejorando tu situación financiera, tu grado de libertad al tomar decisiones y la tranquilidad con la que duermes por las noches.
La inversión de tus ahorros combinada con la reinversión (invertir las rentas o intereses de tus inversiones), hará que se acelere la creación de tu patrimonio, usando la fuerza del interés compuesto. No es algo que notarás mucho en los primeros años, pero tampoco te creas que tienen que pasar 20 años; yo llevo desde 2011 invirtiendo y ya se empieza a notar.
- Los seres humanos tenemos normalmente aversión al riesgo, y generalmente hemos asociado inversión y riesgo. No toda inversión es muy arriesgada; el principal problema viene del desconocimiento y el miedo que provoca, fruto de la casi inexistente educación financiera que hemos recibido. Además, existen otros riesgos que no valoramos adecuadamente y también son reales, como el hecho de que tener dinero en una cuenta corriente o bajo el colchón es como estar tirándolo a la basura por culpa de la inflación.
Existen muchas estrategias de inversión y todavía más vehículos de inversión. En próximos artículos iré revisando el panorama general y después te daré más detalles de lo que mejor conozco (y uso). Bajo mi punto de vista, lo primero es educarse, conocer qué opciones existen, después valorarlas y elegir las que mejor se adapten a tu situación particular y tu forma de pensar y de sentir (como veremos el factor psicológico es fundamental a la hora de invertir). Tras ello toca, comenzar a recorrer el camino como inversor e ir viviendo en tus carnes todo eso que te cuentan en libros, en los medios o en un blog; la experiencia personal, haber vivido situaciones complejas y saber cómo reaccionas a las mismas no te lo va a regalar nadie.
El ahorro, inversión y reinversión sistemáticas, con tiempo, paciencia y una buena estrategia (orquestación) te irán acercando a la libertad financiera: no depender de tus ingresos del trabajo para vivir, con lo que serás el dueño de tu tiempo para hacer lo que realmente quieras en tu vida.
Protección
Espera lo mejor y prepárate para lo peor. Trabajamos, ahorramos e invertimos. Nuestro dinero empieza a crecer y con eso nuestras opciones; pero la vida rara vez transcurre en línea recta. Vendrán gastos inesperados, cambiarás de trabajo, quizás de ciudad, vivirás un ERE, tendrás niños, o tal vez necesitarás una excedencia para cuidar a un familiar. No sabemos cómo será el futuro, pero eso no significa que no podamos hacer nada al respecto. Aquí entra en juego la protección, y tiene dos frentes principalmente:
- De nosotros mismos. Sí, sí… a veces nos convertimos en nuestros peores enemigos. Me he visto dejándome llevar, procrastinando cosas que sabía que tenía que hacer, ignorando otras, entreteniéndome en detalles superfluos y gastando tiempo y dinero en pequeños vicios. Por eso el autoconocimiento es tan importante (consciencia), para saber de qué pie cojeas y no exponerte a situaciones que ya sabes que pasarán factura. Si logramos que nuestro piloto automático trabaje a nuestro favor, ganaremos esta batalla; en esto nos ayudará ir consolidando una serie de buenos hábitos y la sistematización de nuestras finanzas personales (orquestación).
- De las circunstancias externas. ¿Cómo no recurrir a la deuda si nos vienen mal dadas? Protegiéndonos a nosotros mismos, a nuestros seres queridos y a nuestro patrimonio. ¿Tengo que cambiar el coche? He ido creando un fondo a lo largo de los últimos años para este objetivo. ¿Me quedo sin trabajo? Tengo un colchón de tranquilidad que me cubre entre 12-24 meses de gastos y más de 20 fuentes de ingresos además de trabajo. ¿Una inversión me sale muy mal? El impacto es inferior al 5% porque he diversificado adecuadamente. ¿Se desploman los mercados o entramos en una burbuja? He invertido periódicamente (diversificación temporal) y no me he dejado llevar por las emociones del miedo o la codicia, con lo que mi promedio es más que aceptable y mi visión a largo plazo. ¿Sufro una incapacidad o incluso muere alguien de quien dependo económicamente? Estoy cubierto con seguros de incapacidad, de protección de pagos y/o de vida. ¿La pensión de mi jubilación ya no me llega? Me he encargado de tener unas rentas pasivas, fruto de mis inversiones, que la complementen o incluso me permiten vivir exclusivamente de ellas.
La protección nos hace pensar a corto, medio y largo plazo. Como ves, está íntimamente relacionada con la planificación y la gestión de riesgos. Es muy importante porque evitaremos que unas malas circunstancias o incluso catastróficas nos destruyan nuestro patrimonio.
Intención
¿Para qué haces lo que haces? ¿Para qué trabajas? ¿Para qué administrar bien tu dinero? ¿Para qué crear un patrimonio? ¿Para qué buscar la libertad financiera? ¿Para qué? La intención es muy poderosa, es una gran fuente de motivación y un puente que conecta tus sueños y deseos con la acción. Tener claro para qué haces las cosas te mantendrá en el camino a pesar de los contratiempos, te ayudará a enfocarte en lo importante, a ignorar el ruido y a ser más resiliente.
Detrás de cada decisión y detrás de cada acción hay una intención, pero no siempre somos conscientes de ella. Acostúmbrate a preguntarte ¿para qué? a menudo, sobre todo si te ves haciendo algo sin darte cuenta. Haz como los niños, sé insistente y pregúntatelo una y otra vez hasta llegar al fondo de la cuestión. Te llevará a conocer mejor tus motivaciones, tus valores, tus miedos, tus creencias y condicionamientos en base a lo que has visto, oído y experimentado a lo largo de tu vida.
Tú gran para qué, tu propósito, es tuyo y sólo tuyo. ¿Lo es?, ¿lo has elegido tú? No tiene que ser algo supertrascendental, debe ser importante para ti, para darle sentido a tu vida. Teniéndolo claro podrás trazar metas, planes y acciones para que te dirijan en la dirección que deseas.
Párete a pensar qué impacto puede tener mejorar tus finanzas. ¿Cómo pueden ayudarme a vivir más plenamente?, ¿me ayudarán a vivir con propósito?, ¿me acercarán a mis metas?, ¿para qué dedicar mi tiempo, atención y energía a ser competente con el dinero? Yo lo tengo claro, ahora es tu turno.
Consciencia
Es el saber, el conocimiento, el «darnos cuenta» de cómo funciono yo y de cómo funciona el mundo. La consciencia es un aspecto esencial para vivir plenamente, necesaria en todas las áreas de nuestra vida y especialmente en nuestra relación con el dinero. Profundicemos un poco, particularizando sobre el dinero:
- Cómo funciono yo (autoconsciencia). ¿Qué es el dinero para mí?, ¿cómo me afecta en mi vida? ¿Qué creencias sobre el dinero tengo y de dónde provienen?, ¿me ayudan o son un lastre? ¿Qué emociones tengo respecto al dinero?, ¿cómo es mi relación? ¿Cuál es mi comportamiento financiero?, ¿está alineado con mis valores y propósito? Lo bueno del mundo del dinero es que se pueden sacar datos objetivos, las cifras «no mienten» (otra cosa sería cómo se interpretan). Revisar nuestra relación con el dinero, ser conscientes de las decisiones que hemos tomado en el pasado y hasta qué punto nos han llevado, saber dónde estamos y el porqué, nos puede ser de gran ayuda para trazar la ruta hacia nuestro destino futuro. El autoconocimiento, especialmente respecto a cómo nos vemos afectados emocionalmente, tiene un gran impacto en cómo usamos nuestro dinero.
- Cómo funciona el mundo (del dinero). Si no sabes cuales son las reglas de juego, difícilmente vas a poner ganar la partida. Todo el mundo tiene que administrar su dinero, le guste o no. No hacerlo tiene unas consecuencias; hacerlo bien tiene otras. Claro que supone un esfuerzo, pero a largo plazo va a hacer que tu vida sea más fácil, más interesante, con más opciones, más equilibrada y, probablemente, más satisfactoria. Además, no tienes que saberlo todo sobre todo; nos llega con saber gestionar bien nuestro recursos (lo cual principalmente requiere sentido común e inteligencia emocional), aprender sobre los vehículos de inversión que vayamos a utilizar y hacernos cargo de nuestras finanzas, ser responsables y rendir cuentas.
La consciencia nos va a presentar un mundo de nuevas posibilidades, de opciones que antes no veíamos y que irán cambiando nuestra forma de ver las cosas. La consciencia nos va a permitir mejorar, en un ciclo interminable de revisión, ajuste y acción (kaizen). Llegaremos a saber por qué hacemos lo que hacemos y por qué no hacemos lo que sabemos que tenemos que hacer. Basaremos nuestra relación con el dinero en la realidad y no en supuestos («creo que…»). Aceptaremos las cosas como son, dejando atrás la queja y el victimismo y haremos lo necesario para cambiar las cosas que no nos gusten. Viviremos empoderados, surcando los mares sin controlar el viento o las corrientes, pero manejando las velas y el timón de nuestro velero.
Orquestación
Esta palabra engloba muchas cosas, es una metáfora que espero que te sea fácil de recordar. Piensa en una gran orquesta interpretando una bella sinfonía. Hay multitud de músicos, cada uno con su instrumento, un director dirigiéndolos y unas partituras que previamente han sido compuestas en base a una idea o melodía central y que posteriormente han sido «arregladas» para cada instrumento. La sinfonía no es corta, tiene multitud de pasajes, más alegres, más tristes, más rápidos y más lentos, pero con un hilo conductor, una esencia que hace que todo encaje y no sobre nada.
Esta es la orquestación. Has decido componer la sinfonía (tu plan de vida) y lo estás haciendo activamente (intención y propósito), tienes una melodía central (tu estrategia de creación de patrimonio), eliges los instrumentos de la orquesta (tus vehículos de inversión) y comienzas la interpretación (pasar a la acción), dirigiendo a la orquesta (responsabilidad y consciencia), logrando que todo suene armoniosamente (equilibrio en las distintas áreas de tu vida), y que se con cada pasaje cada vez suene mejor la orquesta (kaizen). El resultado es una obra única, la sinfonía de tu vida.
Resumiendo, la orquestación viene de concretar tu intención en una serie de metas, diseñar una estrategia y trazar un plan de acción acorde a la misma, con las herramientas necesarias para llevarlo a cabo. Tras ello, pasar a la acción e ir haciendo los ajustes necesarios según recorres el camino.
Kaizen
Es la mejora contínua. El kaizen es una filosofía o forma de afrontar la vida, los problemas, las metas o cualquier otro aspecto, dando pequeños pasos, cada uno un poco mejor que el anterior. Es el camino de la excelencia, hacer las cosas lo mejor que puedas. No es buscar la perfección, que nos puede estancar en la fase de preparación, sino mejorar recorriendo el camino.
Como personas tenemos una resistencia general a los cambios; cuanto más grandes más resistencia. Nuestros instintos (y nuestro cerebro, claro) tienen como objetivo nuestra supervivencia, por lo que si hasta ahora me las he arreglado haciendo lo que hago, ¿por qué cambiarlo? Un cambio nos lleva a lo desconocido, y lo desconocido lo vemos muchas veces como un peligro potencial, lo cual dispara nuestro miedo. Para evitarlo, nos mantenemos en nuestra zona de certidumbre. Por este motivo, generalmente nuestros instintos y nuestro cerebro nos impiden hacer cambios radicales o revolucionarios.
Con el kaizen, afrontamos cambios tan pequeños que no suponen una amenaza; nuestro cerebro los obvia y por tanto no nos autosabotea ni nos paraliza con el miedo. La potencia del kaizen es que ir dando pequeños pasos consistentemente a lo largo del tiempo hace que se vayan apilando, encontrando sinergias y generando unos resultados que en un primer momento parecerían imposibles. Lo mejor de todo, los iremos integrando poco a poco en nuestras vidas, formando hábitos que serán sostenibles a largo plazo.
El kaizen es el interés compuesto para nuestra vida.
Resumen
Ya sabes lo que significa ser atípico-k. Hemos visto como con una palabra podemos tener presentes una claves que, si seguimos, nos llevarán sin duda alguna a nuestro crecimiento personal y financiero.
El primer grupo, ATÍPico-k, son claves más técnicas y más relacionadas con nuestro mundo exterior. Ahorro, Trabajo, Inversión y Protección son los pilares para construir nuestro patrimonio.
El segundo grupo, atípICO-K, está relacionado con nuestro mundo interior y el puente para unirlo con el exterior. Nos dan la visión global, el propósito, la motivación y los planes para bajar a tierra nuestros sueños y pasar a acción, persistir ante las adversidades y mejorar un poco cada día.
Si te ha gustado este artículo, informarte que en el seminario intensivo «Finanzas Conscientes» revisaremos en profundidad estos contenidos, te explicaré en detalle un sistema para transformar tu relación con el dinero y te facilitaré las herramientas para acelerar tu camino hacia la libertad financiera. Puedes pedir información sobre las próximas ediciones presenciales a través del formulario de contacto.
Por último, invitarte a dejar tus comentarios, compartir en redes sociales y darte las gracias por haber llegado hasta aquí.
Un saludo, ¡kaizener atípico!