Quizás lleves tiempo invirtiendo o tal vez no. En cualquier caso, ¿tienes claros tus criterios de inversión? Funcionan como un filtro para acotar la infinidad de opciones que existen. Tus criterios descartarán muchas inversiones para que pongas el foco en las que mejor se adapten a ti, a tu forma de pensar, a tus objetivos, a tu estrategia y a tus planes.
Unos buenos criterios de inversión pueden marcar la diferencia. Por tanto, reflexiona sobre ellos, cuestiónalos, ponlos a prueba. Quizás te ayude saber cuáles son los de otras personas, ¿no? ¡Te cuento los míos!
Antes de que nos metamos en materia, un aviso: lo que te voy a contar son mis criterios de inversión principales. Son los que uso en mi estrategia de inversión principal, la cual sigo en más de un 95% de mis inversiones.
Mi colchón de tranquilidad lo tengo descansando en cuentas remuneras y depósitos, por lo que no entra en este saco de inversión. ¿El 5% restante? Pues lo tengo «metido» en otro tipo de «inversiones» más especulativas que, obviamente, no cumplen mis criterios de inversión. Es un dinero que, si lo pierdo, apenas me va a impactar en mis finanzas personales; por el contrario, si la especulación sale bien, podría adelantarme varios años en mi camino hacia la independencia financiera.
Detrás de cada uno de mis criterios de inversión se esconde una o más de las claves del kaizener atípico-k. ¡A ver si las encuentras!
1. Entender la inversión
Primero lo primero: no te metas en algo que no entiendes. Seguir esta sencilla regla me ha evitado caer en muchas trampas y evitar problemas. Se puede aplicar a prácticamente cualquier situación y es especialmente importante cuando hablamos de invertir el dinero que hemos ahorrado. ¿Recuerdas hace unos años la que se lió con el tema de las preferentes? La mayoría de los afectados no sabían dónde se estaban metiendo… y las cosas acabaron como acabaron.
Es simplemente sentido común: no te pongas a hacer cosas si no tienes ni idea de lo que estás haciendo. Primero fórmate, aprende las reglas del juego y encuentra el tipo de inversión que encaje contigo. Después, define tus criterios de inversión, selecciona sólo las inversiones que entiendas y asegúrate de que cumplan dichos criterios.
2. Ingresos pasivos y crecientes
Hace poco te hablé de mi evolución financiera. Hay una cosa que me gustó mucho de mi fase de ahorrador, ¿la adivinas? Sí, cobrar los intereses de los depósitos. Vamos, recibir rentas sin tener que hacer nada o, lo que es lo mismo, tener ingresos pasivos.
El problema es que, además de tener que estar «bailando el dinero» de depósito en depósito, los tipos de interés fueron bajando. A esto se unió que los bancos sólo premiaban el «dinero nuevo». Bajo mi punto de vista, si a alguien deberían premiar es al cliente que lleva más tiempo con la empresa, para fidelizarlo. Nada más lejos de la realidad… con la banca. Pero, ¿existen otras opciones que sí lo hagan? ¡Sigue leyendo!
Así que de ahí sale mi segundo criterio de inversión: ingresos pasivos y crecientes. Vamos a trocearlo para ver qué implicaciones tiene…
2.1 Ingresos pasivos
Tengo claro que para que un modelo financiero sea sostenible a largo plazo, bien de una familia o de una empresa, es fundamental tener un buen flujo de caja. Los problemas de liquidez son los que han hecho quebrar a la mayoría de empresas a pesar de tener modelos de negocio rentables. Por tanto, además de tener un buen colchón de tranquilidad a modo de escudo financiero, me parece clave tener otras fuentes de ingresos además de mi trabajo.
Viviendo en España y en medio del boom inmobiliario ¿qué se me ocurrió? Invertir en inmuebles con idea de alquilarlos. Claro, partiendo de 0 y sin querer endeudarse la cosa se complica: no dispones del dinero suficiente y, en el caso de encontrar algún inmueble asequible, sería meter todos los huevos en la misma cesta (¡va en contra de mi criterio 4!). Así que exploré el mundo de la inversión en bolsa, donde encontré opciones interesantes.
En consecuencia, colecciono activos que me generen rentas o ingresos pasivos. No busco la revalorización con idea de venderlos en el futuro, sino cuidarlos y mantenerlos mientras sigan cumpliendo mis criterios de inversión. ¿Para qué matar a gallina de los huevos de oro?
Además, los ingresos pasivos tienen una gran ventaja: una vez están en marcha apenas te roban tiempo (sinergia con el criterio 7). Tras el esfuerzo inicial, puedes seguir centrado en tu carrera profesional y/o tu empresa.
¡Qué entre el dinero!, luego ya decido yo qué hacer con él, ya sea reinvertirlo, gastarlo, donarlo o lo que sea.
2.2 Ingresos crecientes
A todo el mundo le gusta que le suban el sueldo, ¿no? Pues eso también lo busco con mis inversiones, que incrementen sus rentas con el paso del tiempo, es decir, que generen ingresos crecientes.
¿A quién me propongo batir? A la inflación, claro. Si los ingresos de tus inversiones crecen más rápido que el coste de la vida, cada vez tendrás mayor poder adquisitivo. Suena bien, ¿verdad?
¿Y cuál es la mejor invención del ser humano para maximizar los beneficios y generar riqueza batiendo la inflación? Los negocios, las empresas. Aquí subyace otra de las grandes diferencias entre la inversión en bolsa (empresas) y en inmuebles (al menos en viviendas para alquilar):
- Las empresas hacen el reparto de dividendos en base a sus beneficios, que puede crecer por encima de la inflación (¡y de hecho lo hace en las buenas empresas!).
- El alquiler de los inmuebles sube según suba el sueldo medio de la población. Si un alquiler es muy alto, la gente preferirá hipotecarse y comprar el piso.
Como ves, con estos dos primeros criterios ya se empiezan a filtrar muchos tipos de inversión. Pero la cosa sigue…
3. Rentabilidad mínima inicial del 3%
Este criterio va de la mano del anterior: quiero inversiones que generen ingresos pasivos y crecientes, pero ¿cualquiera? No. Les voy a exigir un umbral de rentabilidad mínima del 3%.
¿Por qué un 3%? Porque quiero batir a la inflación desde el primer momento y la inflación media en los últimos 20 años en España ha sido un 2,18% anual. Con una rentabilidad bruta del 3%, si le aplicamos unos impuestos del 20% (es algo que va variando según los gobiernos cambian la fiscalidad vigente), nos quedaría una rentabilidad neta del 2,40%, ligeramente superior a la inflación.
Ahora la segunda parte del porqué exigir una rentabilidad mínima: la evolución futura de la rentabilidad de mis inversiones. Supongamos que los ingresos pasivos de mis inversiones crecen a un ritmo del 5% anual (cumpliendo el criterio 2.2). ¿Qué rentabilidad media tendría al cabo de 5, 10, 15 ó 20 años? Mira la siguiente tabla:
Rent. inicial | Tras 5 años | Tras 10 años | Tras 15 años | Tras 20 años |
1% | 1,28 % | 1,63 % | 2,08 % | 2,65 % |
2% | 2,55 % | 3,26 % | 4,16 % | 5,31 % |
3% | 3,83 % | 4,89 % | 6,24 % | 7,96 % |
4% | 5,11 % | 6,52 % | 8,32 % | 10,61 % |
5% | 6,38 % | 8,14 % | 10,39 % | 13,27 % |
6% | 7,66 % | 9,77 % | 12,47 % | 15,92 % |
7% | 8,93 % | 11,40 % | 14,55 % | 18,57 % |
Como ves, la rentabilidad inicial tiene un impacto brutal en la rentabilidad futura. Si partimos de valores muy bajos, apenas crece.
Por último, quiero que las rentas de mis inversiones me ayuden a vivir con el estilo de vida que yo quiera y, en última instancia, a alcanzar la independencia financiera. Compara estos dos casos:
Caso 1: Rentabilidad del 2%
- Total inversión: 100.000€
- Ingresos pasivos anuales brutos: 100.000 x 2% = 2.000€ antes de impuestos
- Ingresos pasivos anuales netos: 2.000 x 0,80 (20% de impuestos) = 1.600€
- Rentas mensuales: 1.600 / 12 = 133,33€/mes
Caso 2: Rentabilidad del 6%
- Total inversión: 100.000€
- Ingresos pasivos anuales brutos: 100.000 x 6% = 6.000€ antes de impuestos
- Ingresos pasivos anuales netos: 6.000 x 0,80 (20% de impuestos) = 4.800€
- Rentas mensuales: 4.800 / 12 = 400€/mes
No hay color, ¿verdad? 133 euros al mes le vienen muy bien a cualquiera, aunque no cambiarían demasiado tu día a día. Con 400 euros al mes ya se empiezan a poder hacer otras cosas.
¿Te parecen realistas estos números? A día de hoy (8/10/2018) mi cartera de inversiones tendría un 5,29% de rentabilidad bruta. Pero tiene una antigüedad o edad media de 5,10 años y su rentabilidad según el precio de adquisición de mis activos, lo que se conoce como yield on cost, se sitúa en un 6,78%. Revisa la tabla de más arriba… encaja, ¿verdad?
No es magia, son ingresos pasivos y crecientes partiendo de una rentabilidad mínima inicial.
4. Diversificación
Focalizar es algo superimportante para lograr el éxito. Te recomiendo que lo hagas con tu carrera profesional y con tu negocio. Pero cuando hablamos de inversión, la diversificación es fundamental.
Diversificando no buscas tener un a mayor rentabilidad, lo que buscas es protegerte. Minimizar el impacto de los errores que cometas (¡y se comenten, yo el primero!) y poner las probabilidades a tu favor para que el comportamiento global de tu cartera de inversión sea suficientemente bueno.
Este criterio fue otro motivo más que me hizo descartar la inversión tradicional en inmuebles (comprar un piso para alquilarlo). ¿Cuánto dinero necesitarías para poder tener una cartera con 20 ó más inmuebles? Yo desde luego no lo tenía ni lo tengo.
A la hora diversificar hay dos formas de hacerlo a tener en cuenta:
- Diversificación vertical: por tipos de activos, países, monedas, sectores, empresas, etc. Mi ponderación inicial la llevé a cabo por volumen de inversión. A largo plazo, voy cambiando poco a poco la ponderación para que la distribución sea por rentas.
- Diversificación horizontal: significa diversificar temporalmente. No concentrar todas tus compras en un momento determinado, sino hacerlo de forma periódica y sistemática. Así te proteges de comprar en el peor momento y, de media, lo harás a unos niveles aceptables. Si partes de un capital inicial grande (varios años de ahorros) es especialmente importante espaciar tus compras.
Si partes de cero, te será mucho más fácil hacerlo: simplemente irás ahorrando e invirtiendo mes tras mes.
Si la pifias a lo grande, va a ser difícil y doloroso que te recuperes. Te recomiendo encarecidamente que adoptes la diversificación dentro de tus criterios de inversión. ¡Dormirás mucho más tranquilo!
5. Liquidez
Estoy en una fase de mi vida que la industria financiera clasificaría como de acumulación, de creación de patrimonio. Cuando tu horizonte temporal es a largo plazo pueden recomendarte renunciar a la liquidez a cambio de una mayor rentabilidad. De hecho, muchos asesores financieros lo hacen con productos orientados a la jubilación: planes de pensiones, PIAS, planes de previsión asegurados, planes de ahorro, etc.
Pues no, gracias. Yo prefiero poder disponer de mi dinero cuando quiera, tener liquidez sin renunciar a la rentabilidad. ¿Dónde está el truco? Asumo mayores niveles de volatilidad que en otro tipo de inversiones.
¿Estoy arriesgando demasiado? No bajo mi punto de vista, porque:
- Cuento con buen colchón de tranquilidad.
- Mis activos me generan flujo de caja o ingresos pasivos todos los meses (criterios 2 y 3).
- Nunca me olvido de diversificar (como hemos visto en el criterio 4). Pongámonos en el caso de tener alguna necesidad seria de liquidez que no pudiera cubrir con mi colchón. Al contar con una cartera diversificada, lo más probable es que tuviese posiciones que podría deshacer sin pérdidas.
6. Costes mínimos (dinero)
En la industria financiera, cuantos más intermediarios, más irán comiendo el rendimiento teórico de las inversiones que comercialicen. Existen multitud de comisiones de gestión, de compra/venta, de custodia, etc. que pueden llegar a reducir la rentabilidad más de un 2 ó 3% anual. Esto a largo plazo se nota una auténtica barbaridad.
Buscar costes mínimos en dinero me ha llevado a tomar tres decisiones:
- Evitar la industria de la gestión activa, porque tiene unos costes abusivos y además en la mayoría de los casos no bate a la media del mercado.
- Usar una estrategia que no implique estar operando constantemente, para evitar en gran medida los costes de transacción.
- Buscar inversiones con bajos costes de mantenimiento. Para mi estrategia se concretó principalmente en evitar costes de custodia y comisiones por cobro de dividendos.
Así es como minimizo costes en dinero. ¡Atento a las tarifas y comisiones!
7. Costes mínimos (tiempo)
Además de minimizar el coste en dinero de mis inversiones, también quiero hacerlo con el tiempo que me demanden. Mi tiempo lo considero uno de mis activo más valiosos (muy por encima del dinero), por lo que no quiero tener inversiones que me roben horas y horas de mi vida. Su gestión, junto con la de mis finanzas personales, no quiero que me lleven más de 2-3 horas al mes.
¿Esto ha sido así siempre? No, lo cierto es que en mis fases iniciales como inversor tuve que formarme y aprender las reglas de juego de mi estrategia de inversión. Ahí lo que hice fue invertir mi tiempo para aprender a rentabilizar mis ahorros. Ahora son mis ahorros (convertidos en inversiones) los que me devuelven el tiempo invertido, en forma de ingresos pasivos con los que, por ejemplo, puedo contratar a alguien para las tareas del hogar y así poder dedicar más tiempo a mi familia o mi desarrollo personal.
Ya conoces otro de mis criterios de inversión: más allá de la autoeducación, buscar inversiones con costes mínimos en tiempo.
8. Inversión a largo plazo
Por último, pero no menos importante: invierto a largo plazo. Así pues, nunca invierto dinero que pueda necesitar a corto o medio plazo.
A corto o medio plazo muchas inversiones tienen comportamientos totalmente irracionales e impredecibles; en cambio, a largo plazo las buenas inversiones acaban reflejando (en el precio) su valor intrínseco.
Ir a largo plazo también descarta algunas inversiones, como las de algunos sectores que cambian demasiado rápido (por ejemplo, el tecnológico). En lo que me fijo es en que mis inversiones tengan buenas perspectivas futuras y en que no sean especulativas.
Pero ir a largo plazo no significa tener que esperar 30 ó 40 años para disfrutar de los frutos de la inversión. Como mis activos me generan ingresos pasivos y crecientes, cuanto más tiempo pase, más duro trabajarán para mí. Estas rentas me dan mayor capacidad de maniobra: podré reinvertirlas, para usar la fuerza del interés compuesto, o gastarlas según me convenga. Llegará un día en el que podré literalmente «vivir de rentas» sin tener que descapitalizarme vendiendo mis inversiones.
Por tanto, mientras mis inversiones sigan cumpliendo mis criterios de inversión, las mantendré indefinidamente, por el resto de mi vida. Además de disfrutarlas, ¡serán una buena herencia para mis hijos!
Resumen
En este artículo he resaltado la importancia de tener claros tus criterios de inversión. Te he contado cuáles son los míos y el porqué de cada uno. Empezando por (1) entender la inversión, he dejado claro que busco inversiones que generen (2) ingresos pasivos y crecientes, partiendo de una (3) rentabilidad inicial mínima. Mis rentas y mi capital estarán protegidos mediante la (4) diversificación, la cual también reducirá la volatilidad de mi cartera, aunque asumo ciertos niveles para tener (5) liquidez sin renunciar a una buena rentabilidad. La gestión de mi cartera quiero que tenga unos costes mínimos tanto (6) en dinero como (7) en tiempo. Por último, no invierto dinero que pueda necesitar a corto o medio plazo porque mi estrategia de inversión es (8) a largo plazo, buscando activos no especulativos y con buenas perspectivas futuras.
Gracias por haber llegado hasta aquí. Si te ha gustado el artículo, compártelo en redes sociales y… ¡anímate a dejar un comentario! Hoy me hace especial ilusión saber cuáles son tus criterios de inversión. ¿Te han funcionado bien? ¿Has cambiado alguno a lo largo del tiempo? ¿Coincidimos en alguno? ¡Venga, que son 3 minutos!
¡Saludos, kaizener!